¡Estimadísimos!
Entiendo el disgusto y descontento frente a la realidad socio – política del país, sin embargo, no hay que desconocer las problemáticas que configuran dicha realidad. Comprendo que la preocupación sobre lo que pasará en los años de gobierno venideros es la que motiva a crear espacios de oración, para que Dios interceda por nosotros, pero, siento que el enfoque de la oración no es el correcto.
La súplica no debería centrarse en la defensa contra el “comunismo” o “socialismo”. Lo que vive el planeta, pues, no solo es Colombia, es una completa indiferencia hacia el prójimo que se radica en un exacerbado ateísmo práctico. En los últimos años se ha promovido una vivencia sin Temor de Dios y se han establecido valores morales que denigran la dignidad humana, y por lo tanto la Imagen y Semejanza de la Santísima Trinidad.
Mi invitación es a que hagan Lectio Divina con los textos del Antiguo Testamento de las Sagradas Escrituras y que observen con detenimiento cuál fue la actitud que asumen ciertos pueblos temerosos de Dios frente a las profecías sobre la Cólera Divina. El arrepentimiento por haber sido infieles a la Santa Alianza era lo que los llevaba a hacer penitencia con ceniza y sayal. Si así hacían ellos en aquel tiempo ¿qué deberíamos hacer nosotros por haber faltado a la Nueva Alianza en Jesucristo?
Motiven al Santo Rosario, a todas las Horas Santas posibles, a la Confesión y a la Comunión en Gracia en la boca y de rodillas, pero, para que toda la Humanidad vuelva los ojos al Señor de los Señores. Supliquen intensamente para que el Padre tenga piedad de cada uno de los que han decidido apasionadamente desdeñar su Obra Perfecta. Y que se haga público el arrepentimiento y dolor de corazón por todas las ofensas cometidas a Dios.
Les deseo todo lo mejor en sus buenas intenciones, aunque nunca deben olvidar que es su alma la que deben salvar. Así que, en cada una de las empresas que quieran levantar para defender la vida, la familia y la patria lo que más debe primar en su corazón es la Paz. Si esta no habita en ustedes cualquier obra será completamente inútil, púes, no será más que un producto de la desesperación y la impotencia.
Oro fervientemente por ustedes y me encomiendo confiadamente a su oración. Sin más, me despido en los Corazones Santísimos de Jesús y de María.
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