El hermoso propósito de estar vivos.
- Santiago Reyes
- 6 may
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 may

Como padres, podemos reflexionar y acompañar a nuestros hijos en la construcción de una identidad basada no solo en el rendimiento, los logros o las expectativas externas, sino también en el autoconocimiento, el bienestar emocional y la conexión con lo que les hace sentirse vivos.
El propósito de vida NO siempre está ligado a una gran meta o talento específico, sino que se encuentra muchas veces en las experiencias cotidianas, en el disfrute del presente y en el ser, más que en el hacer.
¿Qué podemos hacer como padres ?
Valorar el proceso más que el resultado: Reconozcamos el esfuerzo, la curiosidad y la autenticidad de nuestros hijos, no solo sus logros académicos o talentos visibles.
Fomentar momentos de conexión emocional: Compartamos actividades simples pero significativas (una comida, una caminata, una charla antes de dormir), que les muestren que lo cotidiano también puede ser especial.
No imponer sueños, sino acompañar búsquedas: Evitemos proyectar nuestras propias expectativas sobre su futuro. Escuchemos sus intereses, incluso si cambian, y démosles espacio para explorar.
Permitir el aburrimiento y la pausa: En un mundo lleno de estímulos, enseñar a disfrutar del silencio, del descanso o de una tarde sin hacer nada también es formar emocionalmente.
Modelar con el ejemplo: Si los hijos nos ven valorar lo pequeño, agradecer, y hablar de nuestras emociones sin miedo, aprenderán a hacer lo mismo.
Recordemos que la vida no necesita ser espectacular para ser significativa. Como padres, el mayor regalo que podemos dar es ayudar a nuestros hijos a encontrar sentido en lo simple, y a reconocerse valiosos tal como son.
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