Los Valores No se EnseƱan, se viven.
- Santiago Reyes
- 23 jul
- 3 Min. de lectura

Ustedes son los primeros maestros de ética que tendrÔn en la vida. No se trata de ser perfectos, sino de ser coherentes, presentes y amorosos. El Psicólogo Carl Rogers nos enseña que un ser humano florece cuando se siente comprendido, aceptado y valorado. En un ambiente familiar cÔlido y coherente, los valores no se imponen: se contagian.
Como psicólogo, comprendo que el ser humano no solo se forma con conocimientos académicos, sino también con la vivencia de valores que dan sentido y dirección a su vida. En el entorno educativo, los valores no son un complemento, sino la base invisible sobre la cual se construyen relaciones sanas, aprendizajes significativos y un verdadero desarrollo integral.
Los valores como el respeto, la empatĆa, la honestidad, la responsabilidad y la solidaridad no se enseƱan Ćŗnicamente desde un discurso. Se encarnan en los gestos, en las normas claras, en los vĆnculos que se tejen dĆa a dĆa entre docentes, estudiantes y familias. Cuando estos valores se viven y se fortalecen en el liceo, se convierte en un espacio seguro, Ć©tico y humano, donde todos se sienten parte, escuchados y reconocidos.
En el Liceo Matovelle creemos profundamente en una educación integral que nace en casa y se fortalece en la escuela. Sigamos sembrando juntos los valores que harÔn de nuestros niños y jóvenes personas con conciencia, compasión y carÔcter.
En el hogar no solo se educa con palabras, sino, sobre todo, con gestos, actitudes y silencios. Desde la psicologĆa sabemos que los niƱos y adolescentes aprenden principalmente por modelamiento: observan, internalizan e imitan. AsĆ, los valores que practicamos en casa se convierten en su brĆŗjula emocional y moral. Aristóteles nos recuerda queĀ āla virtud no se hereda, se cultiva con el hĆ”bitoāĀ Y es precisamente en el hogar donde los valores como el respeto, la responsabilidad, la solidaridad y la honestidad encuentran su primer terreno fĆ©rtil. No basta con hablar de ellos, hay que vivirlos.
Entonces, ¿cómo cultivar valores en casa?
AquĆ algunas estrategias sencillas pero poderosas que como padres pueden aplicar desde hoy:
Crea rutinas con sentido: Involucra a tus hijos en tareas del hogar con explicaciones que den valor a lo que hacen: āayudar en casa es tambiĆ©n una forma de amarā.
Habla desde la experiencia, no desde el juicio: En lugar de decir āeso estĆ” malā, intenta: āĀæcómo crees que se sintió tu hermano cuando pasó eso?āĀ Esto favorece el desarrollo de la empatĆaĀ y del juicio Ć©tico autónomo.
Celebra los actos de bondad y coherencia: Valora con palabras los comportamientos positivos: āme gustó cómo esperaste tu turnoā, āte vi compartiendo, eso habla muy bien de tiā. AsĆ, refuerzas la autoestima moral.
Haz de los errores una oportunidad de aprendizaje: Evita castigos humillantes. En su lugar, pregĆŗntale: āĀæquĆ© podrĆas hacer diferente la próxima vez?ā Esto fomenta la autorreflexión y responsabilidad.
Ten espacios de conversación semanal en familia:Ā
Puedes usar preguntas como:
¿Qué valor practicamos esta semana?
¿CuÔndo sentà que actué con respeto o con amor?
¿Qué me costó esta semana y cómo lo manejé?
Cuida el clima emocional del hogar: Las emociones son el canal por el cual los valores se transmiten. Un ambiente con amor, lĆmites claros y afecto constante es el mejor lugar para educar con sentido.
Vivir con valores no significa ser perfecto, sino estar en un camino constante de crecimiento personal y colectivo. Como dice Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto:
"El ser humano no se realiza sino en la medida en que se compromete con el cumplimiento del sentido que Ʃl mismo se ha descubierto."
Y ese sentido, muchas veces, estĆ” guiado por los valores que decidimos cultivar.
