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Los Valores No se EnseƱan, se viven.


ā€œPapĆ”s, sus hijos no siempre los escuchan, pero nunca dejan de observarlosā€
ā€œPapĆ”s, sus hijos no siempre los escuchan, pero nunca dejan de observarlosā€

Ustedes son los primeros maestros de ética que tendrÔn en la vida. No se trata de ser perfectos, sino de ser coherentes, presentes y amorosos. El Psicólogo Carl Rogers nos enseña que un ser humano florece cuando se siente comprendido, aceptado y valorado. En un ambiente familiar cÔlido y coherente, los valores no se imponen: se contagian.


Como psicólogo, comprendo que el ser humano no solo se forma con conocimientos académicos, sino también con la vivencia de valores que dan sentido y dirección a su vida. En el entorno educativo, los valores no son un complemento, sino la base invisible sobre la cual se construyen relaciones sanas, aprendizajes significativos y un verdadero desarrollo integral.


Los valores como el respeto, la empatía, la honestidad, la responsabilidad y la solidaridad no se enseñan únicamente desde un discurso. Se encarnan en los gestos, en las normas claras, en los vínculos que se tejen día a día entre docentes, estudiantes y familias. Cuando estos valores se viven y se fortalecen en el liceo, se convierte en un espacio seguro, ético y humano, donde todos se sienten parte, escuchados y reconocidos.


En el Liceo Matovelle creemos profundamente en una educación integral que nace en casa y se fortalece en la escuela. Sigamos sembrando juntos los valores que harÔn de nuestros niños y jóvenes personas con conciencia, compasión y carÔcter.


En el hogar no solo se educa con palabras, sino, sobre todo, con gestos, actitudes y silencios. Desde la psicologĆ­a sabemos que los niƱos y adolescentes aprenden principalmente por modelamiento: observan, internalizan e imitan. AsĆ­, los valores que practicamos en casa se convierten en su brĆŗjula emocional y moral. Aristóteles nos recuerda queĀ ā€œla virtud no se hereda, se cultiva con el hĆ”bitoā€Ā Y es precisamente en el hogar donde los valores como el respeto, la responsabilidad, la solidaridad y la honestidad encuentran su primer terreno fĆ©rtil. No basta con hablar de ellos, hay que vivirlos.


Entonces, ¿cómo cultivar valores en casa?

AquĆ­ algunas estrategias sencillas pero poderosas que como padres pueden aplicar desde hoy:


  1. Crea rutinas con sentido: Involucra a tus hijos en tareas del hogar con explicaciones que den valor a lo que hacen: ā€œayudar en casa es tambiĆ©n una forma de amarā€.


  2. Habla desde la experiencia, no desde el juicio: En lugar de decir ā€œeso estĆ” malā€, intenta: ā€œĀæcómo crees que se sintió tu hermano cuando pasó eso?ā€Ā Esto favorece el desarrollo de la empatĆ­aĀ y del juicio Ć©tico autónomo.


  3. Celebra los actos de bondad y coherencia: Valora con palabras los comportamientos positivos: ā€œme gustó cómo esperaste tu turnoā€, ā€œte vi compartiendo, eso habla muy bien de tiā€. AsĆ­, refuerzas la autoestima moral.


  4. Haz de los errores una oportunidad de aprendizaje: Evita castigos humillantes. En su lugar, pregĆŗntale: ā€œĀæquĆ© podrĆ­as hacer diferente la próxima vez?ā€ Esto fomenta la autorreflexión y responsabilidad.


  5. Ten espacios de conversación semanal en familia: 

    Puedes usar preguntas como:

    ¿Qué valor practicamos esta semana?

    ¿CuÔndo sentí que actué con respeto o con amor?

    ¿Qué me costó esta semana y cómo lo manejé?


  6. Cuida el clima emocional del hogar: Las emociones son el canal por el cual los valores se transmiten. Un ambiente con amor, lĆ­mites claros y afecto constante es el mejor lugar para educar con sentido.


Vivir con valores no significa ser perfecto, sino estar en un camino constante de crecimiento personal y colectivo. Como dice Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto:


"El ser humano no se realiza sino en la medida en que se compromete con el cumplimiento del sentido que Ʃl mismo se ha descubierto."

Y ese sentido, muchas veces, estĆ” guiado por los valores que decidimos cultivar.


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