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El arte de cuidar(nos)

Actualizado: 16 jun


“El niño no es solo un ser a formar, sino también un ser con el que debemos aprender".  Carl Jung.
“El niño no es solo un ser a formar, sino también un ser con el que debemos aprender". Carl Jung.




Desde lo más profundo del corazón humano nace un anhelo: el de sentirse amado, seguro y comprendido. Ese anhelo no tiene edad ni género. Lo sentimos los adultos, y también lo sienten nuestros hijos, aunque no siempre sepan cómo expresarlo.


Hoy quiero hablarles como psicólogo, pero sobre todo, como ser humano que cree profundamente en el poder del amor cotidiano, de los pequeños gestos, y del hogar como primer refugio emocional.


Viktor Frankl, psicólogo y sobreviviente del Holocausto, escribió: “Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra respuesta. Y en nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad.”


Y ese espacio del que habla Frankl, también puede ser nuestro hogar. Un lugar donde aprendemos a responder con conciencia, donde enseñamos a nuestros hijos que cuidarse es un acto de dignidad, no de lujo. Y que la salud emocional empieza cuando nos damos permiso para sentir, para pausar, para pedir ayuda y para cuidarnos mutuamente.


Los padres no son superhéroes; son seres humanos que también sienten cansancio, miedo y dudas. Y está bien. Ser padre o madre no significa tener todas las respuestas, sino construir el camino con amor y honestidad; Por ende es de suma importancia aprender tambien a Cuidarnos para cuidar.


Carl Rogers, psicólogo humanista, afirmaba: “La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar.” Por eso, los invito a aceptar su humanidad y a cultivar el autocuidado como un acto de amor propio y familiar.


Aquí compartimos algunos gestos que pueden marcar la diferencia en la vida emocional de sus hijos y la de nosotros como padres:


"Pequeños actos de autocuidado que transforman el hogar"


1. El poder del ejemplo silencioso: No necesitas decirle a tu hijo que se cuide; basta con que te vean hacerlo. Dormir lo suficiente, comer con consciencia, soltar el celular, respetar tus límites y mostrarte vulnerable también educa.


2. Momentos sin prisa: Regálense pausas. Un desayuno sin apuros, una tarde sin celular, un juego en el piso. A veces, lo más sencillo es lo más sanador.


3. Escucha con el corazón, no solo con los oídos: Cuando tu hijo te diga “me fue bien” o “estoy cansado”, escúchalo con interés genuino. Detrás de cada frase breve hay un mundo emocional que pide ser visto.


4. Validar sin juzgar: Decir “te entiendo”, “lo que sientes tiene sentido”, “estoy aquí”, no soluciona los problemas, pero alivia el alma. Es un bálsamo para quienes están aprendiendo a gestionar emociones.


5. Cuidar el lenguaje que habita el hogar: Las palabras construyen realidades. Usa frases que nutran: “Me alegra verte”, “Estoy orgulloso de ti”, “Hoy fue un día difícil, pero lo logramos”. Que el hogar sea el lugar donde más se escuche amor.


6. Reconocer los logros cotidianos: Desde tender la cama hasta superar un día difícil en el colegio. Cada paso merece ser celebrado. Esto fortalece la autoestima y enseña gratitud.


7. Tiempo para el alma: Lean juntos, oren, escuchen música suave, agradezcan antes de dormir. Cuidar el espíritu también es autocuidado.


Carl Jung, decía “El niño no es solo un ser a formar, sino también un ser con el que debemos aprender". Nuestros hijos no solo necesitan ser educados: necesitan ser acompañados, sostenidos, comprendidos. Y para acompañar con ternura, primero debemos tratarnos con ternura a nosotros mismos.


"Un hogar que cuida, es un hogar que florece"

El autocuidado no es un acto individualista; es un regalo que se expande hacia quienes amamos. Cuando cuidamos nuestro cuerpo, mente y corazón, estamos enseñando a nuestros hijos que merecen lo mismo. Que tienen derecho a vivir con bienestar, dignidad y amor.


Gracias, padres y madres, por su incansable entrega. Gracias por estar, por intentarlo cada día, por amar incluso en los días difíciles.


Recuerden: no se trata de ser perfectos, sino presentes. Y en ese estar con amor, ustedes ya están transformando vidas. Y para nosotros, como padres, les comparto este checklist que podrán imprimir o usar digitalmente. También se los enviaré por Google Keep.


Marca cada hábito cumplido al final del día. No se trata de hacerlo todo perfecto, sino de cultivar la constancia con amor.


Hábito saludable

✔️ Hecho hoy

🥣 Desayuné de forma balanceada y sin prisa

🧘 Tomé 5 minutos para respirar profundo o meditar

🚶‍♂️ Realicé al menos 20 minutos de actividad física (caminar, bailar, estirarme)

💧 Tomé suficiente agua durante el día

🍽️ Compartí al menos una comida con mi familia sin pantallas

🙏 Tuve un momento de oración, gratitud o silencio interior

💬 Escuché con atención a mi hijo o hija, sin juzgar ni interrumpir

😊 Me dije algo positivo o amable a mí mismo/a

📴 Me desconecté de pantallas al menos 30 minutos antes de dormir

😴 Dormí entre 7 y 8 horas para recuperar mi energía



 
 
 

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